“Mi capitan, el Tte Rodriguez no ha regresado del campo de batalla. Solicito permiso para ir a buscarlo.” -dijo otro Teniente a su superior -.“Permiso denegado” – replico el otro oficial.-
“Pese a que conozco de su amistad con el Tte Rodriguez, no quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente ya esté muerto. Perdí a muchos hombres en esta ballata soldado, y no quiero ni uno solo más.”
El Teniente haciendo caso omiso de la prohibición, salió en busca de su amigo, y una hora más tarde regresa mortalmente herido, transportando el cadáver del Tte Rodriguez … su amigo.
El Capitán furioso le dice: “Tte! Ya se lo había dicho yo, que había muerto!!! Ahora he perdido a dos de mis mejores hombres!!! Dígame, ? valía la pena ir allá para traer un cadáver!?”
Y el Teniente, moribundo, respondió con el último aliento que le quedaba, pero con una sonrisa de satisfacción enorme:“Claro mi Capitán que valiá la pena! Cuando encontré al Tte Rodriguez, mi amigo, todavía estaba vivo y pudo decirme con sus últimas fuerzas: “Estaba seguro que vendrías a buscarme.”
El Teniente haciendo caso omiso de la prohibición, salió en busca de su amigo, y una hora más tarde regresa mortalmente herido, transportando el cadáver del Tte Rodriguez … su amigo.
El Capitán furioso le dice: “Tte! Ya se lo había dicho yo, que había muerto!!! Ahora he perdido a dos de mis mejores hombres!!! Dígame, ? valía la pena ir allá para traer un cadáver!?”
Y el Teniente, moribundo, respondió con el último aliento que le quedaba, pero con una sonrisa de satisfacción enorme:“Claro mi Capitán que valiá la pena! Cuando encontré al Tte Rodriguez, mi amigo, todavía estaba vivo y pudo decirme con sus últimas fuerzas: “Estaba seguro que vendrías a buscarme.”
(A 29 años del 2 de Abril, humilde homenaje - Relato verídico)
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